La educación de hoy demanda mayores desafíos para todos los actores, particularmente para quienes lideran las instituciones educativas. La complejidad de los problemas internos y externos, la dificultad para generar transformaciones pedagógicas, la exigencia de mayores resultados y mejores servicios, la escasez de recursos de toda naturaleza, la poca formación y la rotación del recurso humano, la resistencia al cambio, los vacíos administrativos, entre otros aspectos, requieren la formación de nuevos líderes con habilidades gerenciales que les ayuden a transformar las instituciones educativas en espacios promotores del desarrollo humano en contextos pluriétnicos y multiculturales.

Las instituciones educativas requieren que las personas que las lideran desarrollen competencias personales enfocadas en la motivación hacia el logro de objetivos comunes, comunicación asertiva, solución de conflictos, iniciativa, trabajo en equipo, toma de decisiones, liderazgo compartido y resiliencia; las anteriores competencias, junto a otras habilidades socioemocionales, son elementos sustanciales para el desarrollo organizacional de cualquier institución educativa, sea pública o privada.

Así mismo, un líder educativo debe tener conocimientos y habilidades específicas que le permitan desarrollar con éxito los procesos administrativos. Por ejemplo, debe conocer los procesos de planeación estratégica, procedimientos para la organización y marketing. También debe disponer de un amplio repertorio de conocimientos y herramientas para la gestión y evaluación de la calidad del servicio educativo.